Todos aquellos consumidores conscientes de la crisis medioambiental son también conocedores de la huella ecológica de la ganadería. Sin embargo, el debate generado en torno a la carne tiene muchos matices y va mucho más allá de catalogar en el binomio de blanco-negro, como “buena o mala”, la producción y consumo de carne.
Muchos consumidores siguen escogiendo la carne como parte de su alimentación, pero están preocupados por la huella ecológica que genera. Entendiendo que el impacto cero no existe, como veremos a continuación, se puede escoger la opción más sostenible, es decir, la carne ecológica. Los estudios revelan que existe una gran diferencia en el impacto medioambiental de la ganadería ecológica y la ganadería intensiva.
Granjas de producción intensiva Vs Granjas ecológicas
Lo realmente importante no es únicamente la carne que consumimos, sino su origen y producción. Según un estudio realizado por la Universidad de Oxford y Agroscope (el Instituto de Investigación Agrícola de Suiza, aquí se puede leer el estudio), tras analizar unas 40.000 granjas y 1.600 empresas de procesamiento de alimentos, existe una notable diferencia entre el impacto medioambiental de las granjas dedicadas a la ganadería intensiva y a la ganadería de bajo impacto, entre la que estaría la ecológica.
Las granjas de ganadería intensiva emiten 12 veces más CO2 a la atmósfera y utilizan 50 veces más superficie terrestre que las granjas ecológicas de bajo impacto. Es decir, el 25% de las granjas contribuyen con más de la mitad de los efectos nocivos para nuestro planeta. Y, aunque las granjas de bajo impacto nunca podrán llegar a un impacto cero, todos aquellos consumidores que quieran seguir teniendo la carne como alimento en sus menús diarios, pueden contribuir a reducir su huella ecológica eligiendo aquellas marcas de producción ganadera ecológica.
Esta reducción del impacto afecta a multitud de áreas, desde la producción del alimento de los animales, hasta su trato y cuidado, el proceso de sacrificio o los envases utilizados para el transporte de la carne hasta nuestros hogares.
De forma paralela, debemos tener en cuenta que la catalogación y certificación ecológica de la carne responde a unos estándares de calidad muy estrictos y vela por el cumplimiento de todos aquellos procesos que reducen el impacto medioambiental y nos ofrecen un producto sano y de calidad.
Las claves del bajo impacto medioambiental
El bienestar animal
Las granjas de producción ganadera ecológica nos preocupamos por el bienestar de los animales. Lejos de las imágenes de hacinamiento que se filtran periódicamente de las granjas de ganadería intensiva, en las granjas ecológicas los ganaderos y ganaderas tenemos la obligación de proporcionar a los animales un consumo de alimento en libertad, sin jaulas ni cercos.
Las terneras, cerdos, pavos… disfrutan de la biodiversidad natural de las dehesas alimentándose de los pastos que se producen de forma espontánea. Los pollos deben estar libres de jaulas, vivir libres en el suelo y poder alimentarse bajo la luz del sol. Este modelo de producción permite que los animales circulen por el medio natural con libertad, fortaleciendo su cuerpo y musculatura y escogiendo su propia alimentación.
La alimentación ecológica
Al comer de forma libre, en el campo, se reduce notablemente la cantidad de forraje necesario para alimentarlos. De esta forma se contribuye a reducir la energía invertida en el cultivo, recolección y transporte de los alimentos, así como en la superficie de suelo destinada a este cultivo (es decir, se reduce la deforestación). En este punto encontramos una gran diferencia entre los modelos intensivos y los de bajo impacto.
Por otro lado, si es necesario compensar la alimentación del ganado con forraje, este debe ser, así mismo, de producción ecológica. Es decir, los procesos de cultivo, recolección y transporte deben evitar el uso de productos químicos nocivos para el medio ambiente y respetar los procesos de crecimiento natural de las plantas. No se puede alimentar al ganado ecológico con alimentos no ecológicos.
El envasado sostenible
En Campos Carnes Ecológicas dedicamos grandes esfuerzos por conseguir un envasado que reduzca a su vez su propio impacto. Utilizamos envases biodegradables y plásticos compostables que permiten un correcto almacenamiento y transporte de la carne, sin perder calidad y cumpliendo los estándares sanitarios.
Los plásticos de un solo uso se reducen al mínimo, reduciendo así el impacto global de todo el proceso de producción de la carne ecológica.
Transporte neutro en CO2
Realizamos el transporte de los pedidos con el compromiso “100% Entregas Neutras en CO2”, de forma que las emisiones de CO2 generadas durante el transporte de nuestros envíos son compensadas a través de proyectos que cumplen con los más rigurosos estándares en el mercado voluntario de carbono, como el Gold Standard o el Verified Carbon Standard.
¿Cómo se identifica la carne ecológica?
Sellos de calidad obligatorios
La carne ecológica que llega al consumidor debe estar etiquetada con uno o varios sellos que certifican su origen y tratamiento. El sello europeo (fondo verde con una hoja formada con estrellas) es obligatorio y está regulado por las autoridades comunitarias. Optativamente, el envasado también puede incluir el sello autonómico, como el CAAE de Andalucia o el CCPAE de Cataluña. Estos organismos son órganos reguladores autorizados por Europa para controlar el cumplimiento de las medidas ecológicas.
Color, sabor y textura
Aunque, independientemente de la certificación, la propia carne ya nos da pistas sobre su origen. Solo hay que comparar una pieza de carne procedente de ganadería ecológica y una pieza de carne de ganadería intensiva. Rápidamente, percibiremos una diferencia en el color de la misma. Generalmente, las carnes ecológicas suelen tener un rojo más intenso al habitual.
Junto al color, una vez cocinado, podemos percibir en comparación que la carne ecológica tiene una textura mucho más suave y tierna que la carne de ganadería intensiva. Así mismo, el sabor resulta más agradable e intenso que en otro tipo de carne.
El cambio climático es una realidad con cuyos efectos convivimos a diario y es responsabilidad de todos contribuir a mitigar sus consecuencias. La huella ecológica de la ganadería es una de las grandes responsables de la crisis climática que estamos atravesando y es responsabilidad de todos apostar por una ganadería más sostenible. Aunque el impacto cero es imposible, empresas como Campos Carnes Ecológicas, contribuyen en gran medida a reducir el impacto medioambiental velando por la salud y la vida de los animales.