¿Sabías que para reducir el gasto en la cocina no es necesario renunciar a la calidad? Con una buena planificación y una lista de la compra bien pensada, podrás optimizar tus recursos en la cocina sin recurrir a alimentos de peor calidad. Tu salud y la de los tuyos es tu prioridad y por eso te explicamos los mejores consejos para ahorrar en la cesta de la compra y que esta sea saludable y sostenible.
La calidad es salud
Comprar la carne de mejor calidad te servirá para mimar tu salud y la de tu familia. La carne ecológica tiene muchos beneficios tanto para ti como para el medio ambiente. La ganadería ecológica ofrece muchas garantías y está regulada por estrictos reglamentos que cuidan de su calidad. La preocupación por una dieta saludable se une así al cuidado del bienestar animal y a un estilo de vida más sostenible.
La carne ecológica proviene de animales criados en libertad y alimentados con hierba, grano y todo lo que el prado y la agricultura ecológica ofrece. Esto se traduce en un sabor como el de antaño y en unas mejores cualidades organolépticas.
Además, el perfil nutricional de la carne ecológica es otra de sus ventajas. Cuenta con un alto contenido en vitaminas y proteínas y con un porcentaje de grasas más adecuado. La carne de animales que se alimentan con hierba contiene mayor cantidad de ácidos grasos saludables, como el linoleico y mayor concentración de betacarotenos.
La ausencia de pesticidas en el hábitat de los animales, y el respeto al ciclo de crianza hacen de esta carne de mejor calidad una apuesta segura para mantener una dieta equilibrada.
Con una buena organización no necesitas escatimar en la calidad de tus materias primas para conseguir un mejor aprovechamiento en tu cocina. Al fin y al cabo, somos lo que comemos.
Alimentos de temporada
La cesta de la compra se vuelve más barata y sostenible si consumimos productos de temporada y de proximidad. Además, la fruta y verdura de temporada tiene un mejor sabor y mayor concentración de nutrientes. La maduración respeta sus tiempos y al no pasar por invernaderos ni ciclos de crecimiento acelerado, conseguirás que tus platos sean más atractivos y sabrosos a la vez que saludables.
Planifica tus comidas
Los expertos en nutrición tienen claro que planificar los menús semanales tiene un efecto positivo. Una lista de la compra cerrada, en la que cada ingrediente tenga su función hace que no llenemos el carro con alimentos innecesarios que encarecen la compra.
Cada vez estamos más concienciados del problema que supone el desperdicio alimentario. Para optimizar tus recursos, es recomendable hacer una compra semanal basada en un menú previamente pensado.
Además, al reservar un tiempo para pensar en el menú familiar, será más equilibrado y te ayudará a evitar los ultraprocesados o las soluciones de última hora. Es genial salir a comer fuera o pedir a domicilio, pero mejor que sea por ocio y no por no saber qué cocinar con lo que tienes en la despensa.
Intenta dejar preparados todos los alimentos en cuanto vengas de la compra. Limpia y corta verduras, congela aquello que no vayas a usar en el momento y ordena la nevera dejando visibles aquellos alimentos que tengas que gastar antes.
Planificar las comidas no solo ahorra dinero. También emplearás menos tiempo en la cocina, tendrás una alimentación más variada y equilibrada y menor desperdicio, ya que no caducarán alimentos. Además, la paz mental que supone no tener que pensar cada día en la comida te ayudará a tener más tiempo para ti. ¡Son todo ventajas!
Cocina de aprovechamiento
Para reducir el desperdicio alimentario y reducir el gasto en la cocina, tenemos que tomar ejemplo de lo que ya hacían, sabiamente, nuestras abuelas. Las recetas de aprovechamiento son la mejor forma de ahorrar y reducir gastos en la cocina.
Si preparas un cocido o un pollo asado, puedes preparar unas deliciosas croquetas con la carne que sobra. Unas verduras asadas se convierten al día siguiente en una ensalada con una buena vinagreta o en una tortilla o revuelto. Si has frito pescado y sobra, no lo tires. Prepara un escabeche o un pastel frío de pescado.
Batch cooking
Esta tendencia cada vez más habitual consiste en preparar en un solo día el menú de toda la semana. Con diversos ingredientes seleccionados puedes elaborar platos muy distintos entre sí para aprovechar al máximo las materias primas.
Si además cocinas en cantidades mayores, ahorrarás energía. Con el gas o la electricidad que gastas en un solo cocinado tendrás reservas para congelar y comer más adelante. Los guisos, las verduras escaldadas, los potajes, las croquetas, empanadillas, sofritos y caldos se conservan perfectamente en el congelador y son de lo más socorrido.
Para organizar bien tu congelador y que nada se estropee, etiqueta la fecha de cocinado de cada plato y deja al fondo del congelador lo más reciente y delante lo que necesita ser consumido antes. Optimiza el espacio usando bolsas de congelación en lugar de recipientes. Ocupan menos y puedes poner una bolsa encima de otra.
Ve a por las buenas ofertas
Mira con lupa las ofertas, ya que no siempre suponen un ahorro real y puedes acabar comprando comida que no necesitas. Comprueba principalmente las ofertas de tipo 2x1 y sopesa si realmente son productos que se adaptan a tu estilo de vida y tus gustos.
Si compras una oferta de producto perecedero, asegúrate de pensar antes el uso que vas a darle y procura que sea un producto de temporada. Por ejemplo, si adquieres varios kilos de tomate, prepara conservas de fritada, mermeladas o sofritos para tener a mano y dedicar menos tiempo a cocinar.
También es muy importante ir al supermercado sin hambre o acabarás comprando más de la cuenta y productos muy palatables pero nutricionalmente pobres.
Reducir el gasto en la cocina no significa escoger alimentos de menor calidad. La carne ecológica, los productos de temporada y de proximidad y una buena planificación te ayudarán a cuidar de tu salud a la vez que tu bolsillo.